Perdí mi décimo séptimo intento... sonreí

Solía pensar que ganar lo era todo. Pasaba horas persiguiendo bonos, girando carretes libres, rezando por una ‘Perla del Mar Profundo’—como mi boleto para escapar del estrés. Mi teléfono brillaba con animaciones de peces a medianoche. Pensé que si atrapaba suficiente, finalmente estaría completo. Luego llegó el Round #17. Perdí otra vez. El pez se escapó. El temporizador se agotó. Sin jackpots. Sin bonos. Y por primera vez… sonreí. No por humor, sino porque en ese silencio en mi balcón de Brooklyn, viendo las olas bajo las luces de la calle, sentí algo más profundo: paz. No control. No conquista. Esto no es un juego sobre pescar. Es sobre aprender a soltar. Compartí estos momentos tranquilos—no solo victorias—in nuestro foro comunitario. Otros jugadores susurraban: ‘Yo también.’ Una chica dijo que dejó de jugar tras la muerte de su padre; otra, estudiante de Ohio, me contó que ahora pesca para respirar—no para ganar. No somos ‘Ganadores.’ Somos ‘Buscadores de Alegría.’ El océano no importa si ganas. Pero recuerda si apareces—with tu corazón abierto.